La calidad de lo inimitable
Por: Leonardo Puentes
¨And
the Grammy goes to... 21 Adele¨, esta fue indudablemente la frase más escuchada
en la pasada entrega número 54 de los premios Grammy, frase que marcó el sello
de lo que tanto se especulaba sobre el principio del fin de Lady Gaga. Y es que
esto responde a una dura enseñanza de la academia gringa de que en la
apreciación de los productos musicales modernos, aún debe prevalecer la calidad
de la creación sobre la imagen de la creación. Un tema bastante controvertido
entre los diferentes actores del medio, pero que es muy pertinente analizar
como el fenómeno comercial que afecta el hoy por hoy de la música en el mundo.
Es aquí entonces, cuando nos abordan varias preguntas, será que la música hoy
debe entrar por los ojos? será que el objetivo de crear es vender? será que el
negocio debe abordarse desde lo que pide la demanda? y si la respuesta a esas
preguntas es NO, entonces como pretendo que mi música sea escuchada por otros?,
que gracia tiene entonces prensar un disco? o para que diseño una página web
donde se pueda descargar mi música?. Sin importar las cuestiones a las que esto
nos pueda llevar, y sin querer dogmatizar los caminos que los artistas de hoy
quieran tomar al respecto, es menester dejar por sentado un principio bien
definido.
Y
es que la calidad de cualquier creación es el factor determinante de su impacto
o aceptación. Es gracias a la preocupación por la calidad, que la música se ha
convertido en toda una avalancha industrial en los últimos cincuenta años. La
calidad de los músicos, la calidad de los medios de producción, la calidad en la estrategia comercial, la
calidad de imagen, la calidad en la preparación profesional de los artistas, la
calidad en la formulación conceptual. En Colombia desafortunadamente no se ha
despertado ese sentido de calidad en todos los aspectos, aquí se sigue con el
mito de que el rock sale de los garajes, y que la actitud en tarima afina la
guitarra por si sola. Para mal de muchos hay que decir que los tiempos en que
una banda como los Rolling Stones o como AC-DC salían de pronto a la fama solo
con su afinque, carisma y fuerza se han acabado, los índices de Calidad de hoy
hacen que un tipo que salga con los jeans rotos o con el cabello lacio hasta la
cintura, no llame la atención de nadie, esos fueron índices de otra época. El
fenómeno del garaje, se ha transferido hoy más bien en otros escenarios, por
ejemplo ya es bastante común ver que a todas las fiestas donde uno va, hay un
DJ con sus tornamesas ¨tocando¨ su música. Así como en un entonces alguien
compraba una guitarra y un ampli, hoy cualquiera tiene su colección de agujas y
vinilos. Ejemplos como el recién ganador del Grammy Skrillex, de quien no
dudamos su talento, pero que sin duda goza hoy de la mirada del ojo consumista
que en otra época apuntaba por ejemplo a las bandas de Seattle, o Londres, son
muestras de que en la historia de la evolución de todo arte, siempre hay un
periodo de ruptura propositiva innovadora, uno de afianzamiento como una
escuela, uno de enriquecimiento en variantes (géneros), y uno en fatiga y
declive. Por estas razones creo que la ¨actitud rockera¨ de hace unos años ha
cambiado de ser eléctrica a ser electrónica. Todos los días uno ve nuevos
artistas de todo tipo, pero la mayoría no han tenido una preparación
profesional en música, no han adiestrado su oído, cosa que considero totalmente
necesaria en estos tiempos, las mejores agrupaciones de hoy son las que cuentan
con un personal muy calificado, que han estudiado música o arte sonoro, así sea
de manera no formal. Además, se han colocado en manos de especialistas en
producción musical. de diseñadores de imagen, en profesionales de fotografía. Y
si bien es cierto que en este país es muy difícil acceder a la atención de
estos personajes, pues la única posibilidad que tienen aquellos que desean ser
el objetivo del gran ojo, es tener una propuesta de mucha calidad, que se destaque en principio
por ser muy contundente en la ejecución, y además que tenga un elemento genuino
que lo caracterice y lo haga diferente del resto. Por esta misma razón, no
deberíamos estar de acuerdo en los encasillamientos genéricos de la música,
pues este hace que una propuesta se vuelva predecible, ya de entrada perdería
su brillo, y en vez de proponer caiga en la trampa de imitar, para que
finalmente concluya en que Lady Gaga resulte disfrazada de Madonna.