El festival se ha quedado este
año sin piso a comparación del monstruo rockero que se armó el año anterior,
pero ojo, no es culpa de la producción, es culpa del distrito. Muchos de los
recursos de Rock al Parque fueron usados en otros eventos como El Concierto por
la Paz y algunos más que la alcaldía usa para su proselitismo y sus jugadas políticas ¿No
era Rock al Parque patrimonio de Bogotá? ¿Por qué sucede esto entonces? ¿Para qué?
Para que dañar un festival que por fin volvía a tomar forma. Por esto,
la curaduría ha tenido que apostar por bandas de tercera o cuarta línea para
rellenar un cartel con muchos nuevos nombres y con pocos ganchos para atraer al
público rockero. Queda claro entonces que aún hace falta el anuncio de los “platos
fuertes” pero como está el panorama es muy posible (Y lo más seguro es que
suceda así, ojalá no) que los rockeros Bogotanos asistan a ver únicamente a las
bandas internacionales de renombre (Si es que las anuncian) y se repita lo que pasó en 2013 cuando el
único día que estuvo lleno fue el del Metal. Hasta ahora SUM 41 la única internacional con una nutrida trayectoria ha generado más polémica que alegría.
Hay que hacer la pregunta ¿Para qué
se realiza entonces Rock al Parque? ¿Cuál es el propósito? Está claro que fue un
festival concebido por músicos para ser plataforma de lanzamiento, pero ya no
lo es. Dirán algunos que hace parte del plan del distrito para “divertir” a la ciudadanía,
entonces bastaría un festival de un solo día con varias bandas internacionales
invitadas, es decir, reducirlo a lo que la gente está llegando a ver al parque.
Las bandas que tocan antes de las seis de la tarde en realidad no tienen una
participación productiva, la afluencia del público es escasa y la transmisión de
televisión no tiene buena calidad técnica como para ser atractiva y una alternativa
a lo que están dando en otros canales o en cable.
En 2013 la mayoría de fondos los
gastaron en un viaje a México a donde llevaron amigos y conocidos y el festival
fue la victima directa de este paso en falso. Una gira de la que solo los
periodistas ganadores de la convocatoria en Colombia hablaron bien y que en México ni
se enteraron. Dejando al festival a merced de un presupuesto pequeño que no le
supo bien a nadie y que derivó en grandes cambios por el fracaso.
Este año, las movidas políticas
por fortalecer la alcaldía de Bogotá destruyeron el presupuesto hasta casi la
mitad y como reto le pusieron al equipo realizar un festival igual de bueno al
2014 pero con la mitad de los recursos ¿Suena lógico? ¿Suena bien? ¿Por qué dar
un paso atrás y volver a llenar el festival con la tan nombrada diversidad que
se tiene que dar porque ya no es el rock una alternativa para nadie?
Es entonces necesario pensar si
tal vez ya es hora de que Rock al Parque de un paso al costado y deje el
espacio libre para nuevos festivales del distrito especializados en corrientes
o en tribus urbanas. Tal vez sería mejor tener durante el año varios festivales
más pequeños como “Metal al Parque”, “Reggae al Parque” y otros más que puedan
suplir la necesidad de espacios, que puedan llenar de nuevo y ser el impulsor
de varios movimientos musicales. Pero tal vez lo más importante, que pueda ser
el disolvente de esa “rosca” maluca que lleva ahí más de 15 años colocando a
los mismos a tocar las mismas y que el público no conoce más que por el nombre.
Ese círculo de personajes que en realidad son más una carga que constructores
de escena. Con más de 5 mil bandas en Colombia y bandas tocando cada año, da
pena que esto siga pasando. ¿Cómo es posible por ejemplo que una banda como Tres y Yo, una de las
mejores propuestas musicales del país jamás haya sido invitada a tocar? Y que
cuando se presentan y pasan para audicionar los mismos músicos demandan la
audición. Esa es la actitud del colombiano. Eso no denota nada más que el desconocimiento de una escena enorme,
no denota más que lo que todo mundo llama rosca es sencillamente que en la
mente de los que programan rock en el distrito solo existen máximo 10 nombres.
Muestra la enorme ignorancia hacía el Rock.
Por el bien del rock nacional, si
es que se quiere avanzar en una escena, hay que colocarse la mano en el
corazón, aceptar los errores y abrir la puerta a otros espacios y otras
personas que tienen el conocimiento y la fuerza de realizar las cosas sin
pensar en nada más que en la música.
Era necesario publicar este
artículo antes del anuncio de las bandas que cierran el festival, para
proyectar como va a ser este año la dinámica del público rockero. Esperemos que
con los últimos movimientos se levante el ánimo y convenza, tal vez, en Idartes
no se dan cuenta que quien sufre es el rock. Lo demás no importa.